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Preguntitas

La polémica sobre la obra de teatro «Me cago en Dios», la «censura económica»:http://www.junjan.org/weblog/archives/2004/04/28/insultante.html velada que planea la comunidad de Madrid y la «censura armada»:http://www.junjan.org/weblog/archives/2004/05/02/viva_cristo_rey.html de los nietos de Blas Piñar, me han hecho recordar censuras pasadas.
Atahualpa Yupanqui también sufrió la censura en España por muchas de sus canciones, una era estas «**Preguntitas sobre Dios**» :
Un día yo pregunté:
«Abuelo, ¿dónde está Dios?»
Un día yo pregunté:
«Abuelo, ¿dónde está Dios?»
Mi abuelo se puso triste
y nada me respondió.
Mi abuelo murió en los campos,
sin rezo ni confesión
y lo enterraron los indios,
flauta de caña y tambor.
Al tiempo yo pregunté,
«Padre, ¿qué sabes de Dios?»
Al tiempo yo pregunté,
«Padre, ¿qué sabes de Dios?»
Mi padre se puso serio
y nada me respondió.
Mi padre murió en la mina,
sin doctor ni protección
color de sangre minera
tiene el oro del patrón.
Mi hermano vive en los montes
y no conoce una flor.
Mi hermano vive en los montes
y no conoce una flor.
Sudor, malaria y serpiente
es la vida del leñador.
Y que naide le pregunte
si sabe dónde está Dios.
Por su casa no ha pasado
tan importante señor.
Por su casa no ha pasado
tan importante señor.
Yo canto por los caminos
y cuando estoy en prisión.
Yo canto por los caminos
y cuando estoy en prisión.
Oigo las flores del pueblo
que canta mejor que yo.
Hay un asunto en la tierra
más importante que Dios
y es que naide escupa sangre
pa’ que otro viva mejor.
Que Dios vela por los hombres,
tal vez sí, y tal vez no,
pero es seguro que almuerza
en la mesa del patrón.

5 comentarios en «Preguntitas»

  1. Hola Junjan,
    Ya sé que has tratado este asunto en otro lado. Yo me acerco a tu bitácora para ofrecerte mi opinión.
    Ahí has dado varias opiniones de interés, pero no van al corazón de la crítica de Daniel. Él cree, y yo con Daniel, que no se puede identificar retirar una subvención con la censura, aunque se piense que tenga efectos parecidos o iguales. Dos cosas distintas pueden tener iguales o cercanos efectos.
    La censura es una prohibición. Es la prohibición de hacer el uso de la propiedad de uno para emitir una opinión determinada.
    La subvención es una ayuda que parte de haber quitado coactivamente el dinero a un tercero. Se le quita por la fuerza, el Estado se queda con parte y el resto va al subvencionado. El origen de la subvención es, por tanto, un acto de violencia, de coacción.
    La subvención, en sí, da más medios a quien la recibe, para que desarrolle la actividad que hace. Como por ejemplo, dar opiniones.
    Dejar de dar una subvención resta los medios que le habían sido otorgado anteriormente. Y a los que, en puridad, no tenía derecho. Se puede decir que era conveniente o bueno que los recibiera. Pero no se puede decir que tenga derecho a la subvención.
    Y en tal caso, la misma arbitrariedad con que se concedió la subvención se le retira. No se puede defender una arbitrariedad para atacar la otra, en nombre de la justicia.
    ¿Que si la situación es esta estamos a merced del juego político? Es que en eso consiste la política.

  2. No estoy de acuerdo, 🙂
    Yo no creo que las subvenciones culturales tengan nada que ver con quitar mediante coacción el dinero al sufrido contribuyente. _(Aunque reconozco que las subvenciones no son la panacea y que muchas se dan a proyectos muy discutibles)_
    Tenemos un estado y lo financiamos pagando impuestos. De esos impuestos se tienen que pagar gastos de interés común. Entre ellos el acceso a la cultura, lo que no quita para que mucha cultura sea privada. Por ello, al haber mucha cultura privada, el estado, para proporcionar a sus ciudadanos una información y una pluralidad que supuestamente busca, yo pienso que debe subvencionar actos culturales que no existan o sean escasos en el ámbito privado. Eso incluye actos minoritarios, alternativos, avanzados…
    ¿Que las subvenciones son arbitrarias? Bueno yo no pienso que sean arbitrarias, son principalmente subjetivas. Dependen del criterio de quien las da y ese criterio varía según legislaturas.
    El caso ideal sería que la política educativa, informativa y cultural fuera independiente del gobierno de turno, que la decisión fuera tomada por comités independientes de partidos, aunque hoy por hoy reconozco que es bastante utópico.

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