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Mentiras

En un reciente artículo para «Znet Commentary» (lo siento pero necesita suscripción), titulado «Let Freedom Reign – The Big Lie», Dave Edwards analiza las mentiras de la actualidad sobre Irak. Mis pensamientos rondan por las mismas ideas.
La visión del mundo que se puede extraer de los medios de comunicación «tradicionales» o como dirían otros «corporativos», ataca nuestra capacidad de pensamiento crítico y está en contra de la más mínima lógica. Si no estuvieramos viviendo la historia reciente del mundo [_in praesenti_], sería casi como si viviéramos en mundos paralelos o en un universo con multiples realidades interconectadas (el famoso «multiverso» de Michael Moorcock); la cruda realidad por un lado, y la realidad «fantaseada» o «teatralizada» que nos dan de comer «los medios».
El actualidad de la guerra de Irak es el ejemplo perfecto de esta lucha enconada entre «realidad» y «ficción». Los titulares de prensa, «malforman» directamente los hechos con nombres ficticios. Tenemos el «[«traspaso de poder de la coalición»:http://elmundo.es/elmundo/2004/06/28/internacional/1088423138.html]» al pueblo iraquí, que por lo tanto va a «[«recuperar su soberanía»:http://elmundo.es/elmundo/2004/06/28/internacional/1088403251.html]» y su «libertad».
No es que haya que ser un observador excesivamente avispado para darse cuenta que un país que tiene cientos de miles de tropas extranjeras, sigue ocupado, y que si su gobierno ha sido seleccionado por esas fuerzas, la soberanía brilla por su ausencia.
Entonces, ¿por qué los medios, agencias de prensa y periodistas en general se aprestan a entrar en la locura más absoluta de afirmar que Irak entra en una etapa de «independencia», «soberanía» y «libertad»? ¿No se dan cuenta de la magnitud de éstas mentiras?
Robert Fisk se hace una pregunta similar en su artículo «[«The Handover: Restoration of Iraqi sovereignty – or Alice in Wonderland?»:http://www.peaceandjustice.org/fisk-june-29.htm]», y concluye que la realidad pasa por el espejo de Alicia entre Bagdad y Washington, por lo tanto se deforma, cambia, muta, y [_»voila»_], ya tenemos una «nueva realidad» lista para el consumo.
¿Dónde está la ética periodística de llamar a las cosas por su nombre?
Si «de manera independiente» nos informan de un país que ha sido invadido por fuerzas extranjeras abrumadoras, que tras la invasión permanecen dentro del país, donde colocan un gobierno «títere» sin capacidad real de decisión y que no controla los mecanismos reales del poder, ¿cómo lo llamaríais? Yo lo llamo **»una colonia»** y un **»estado colonial».**

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