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Quejarse para que no haya que quejarse

Hoy he tenido una mañana nefasta. Viajaba de Barcelona a Madrid. Llamé al Radio-Taxi para que me mandaran un coche para ir al aeropuerto, me dijeron que en cinco minutos venía uno. Ocho llamadas de protesta y cuarenta minutos después, llega un taxi, que tras el preceptivo atasco, me deja tarde en el aeropuerto. Mi vuelo estaba cerrado y tuve que comprar otro billete.
Datos a tener en cuenta. De las ocho veces que llamé al servicio de Radio-Taxi, el telefonista me dijo en tres ocasiones que el taxi tardaría dos o tres minutos, en una que el taxi estaba en el supermercado de al lado de mi casa, y que por lo tanto estaría a punto de llegar, y en el resto me puso la musiquita satánica, o sea me colgó.
¿Por qué miente el telefonista? Hay que tener en cuenta que le he dicho que tengo mucha prisa y que al paso que íbamos, perdería el avión. ¿Por qué me miente entonces? No lo acabo de entender. Me dicen que es práctica común que los servicios de Radio Taxi tengan una “flota” de vehículos muy limitada y que esto hace que “a veces” los taxis se retrasen. También me dicen que suele pasar que el taxi que viene a por ti, coja a otro cliente por el camino, y por lo tanto tu te quedas en la estacada. Además los diferentes servicios de Radio-Taxi tienen asignadas zonas, y aunque intentes llamar a otro servicio, no te van a atender, porque no es su zona, formando de hecho un extraño oligopolio.
El hecho final es que aun habiendo salido con la suficiente antelación, he perdido mi vuelo y he tenido que comprar otro billete, lo que me ha costado una pasta, me ha hecho llegar tarde al trabajo y me ha producido un cabreo monumental. Preguntando en el servicio de atención al consumidor del Ayuntamiento, me dicen que esto es algo «común» y que la única opción que tengo es tratar de presentar una queja contra el servicio de Radio-Taxi, que al ser un servicio público, debería haberme tratado mejor y haberme pasado con otra emisora de la ciudad que tuviera taxis libres. Esta queja, como mucho, podría conseguir que multaran al Radio-Taxi, pero nunca que me devolvieran el dinero perdido por su culpa.
Toda esta diatriba sólo era para introducir dos preguntas. ¿Por qué se ha perdido casi totalmente la camaradería o conciencia social o sentido común (como queramos llamarlo), que debería hacer que nos tratáramos mejor? Y esto, aunque no lo parezca, se relaciona directamente con: ¿Por qué nadie se queja y exige sus derechos?
La primera pregunta no creo que tenga una respuesta clara, tiene demasiados factores. Las empresas son cada vez más grandes y se rigen por criterios cada vez más deshumanizados y más económicos, los puestos de trabajo son precarios y los sueldos son bajos, para obtener un buen sueldo hay que trabajar muchas horas, si trabajas muchas horas no tienes tiempo para divertirte, o para dedicarlo a tus aficiones o a tu familia y amigos, esto hace que normalmente se esté de mal humor, como consecuencia directa el resultado de tu trabajo es peor, y si tu trabajo es la atención al público, pues que se joda el público. Y no es que sea algo puntual, o que afecte a un determinado tipo de situaciones o trabajos, el problema es general. Es raro encontrar alguien amable que realice su trabajo bien, es más bien excepcional, y cuando nos pasa lo recordamos (¡Qué persona más amable!). Lo normal es justo lo contrario y por lo tanto, ya casi no nos extraña. Nos estamos acostumbrando. Por eso dejamos de quejarnos, ¿para qué vale luchar contra lo que es la norma? Una pescadilla que se muerde la cola.
Por ejemplo, Telefónica. En esta empresa el trato es miserable, casi malsano. Cada problema es un peregrinaje interminable entre operadores y técnicos que no saben nada o que no hacen caso, subcontratas diferentes hacen partes diferentes, nada está coordinado, las soluciones (si llegan) tardan semanas o meses. esto lo sufren millones de personas, ¿Nos quejamos? No. Sufrimos estoicamente el castigo, con la esperanza de que dure poco o de que nos podamos cambiar de compañía.
Creo que hay que quejarse, hay que exigir, hay que luchar. Primero para que la creciente deshumanización de los empleos no se extienda, hay que resistir la filosofía únicamente interesada en lo económico, que intenta convertirse en una filosofía global de nuestras vidas. No sólo vale que la producción sea mayor, y más barata, ese no es el factor a tener en cuenta, no tiene que ser más barato, tiene que ser “mejor”. Pero mejor en un sentido global de la palabra, mejor para el productor y mejor para el consumidor. No sirve si sólo uno de ellos sale beneficiado. No sirve si yo tengo unos productos más baratos, pero a costa del trabajo precario y mal remunerado de otros. No sirve si las grandes empresas crecen a costa de ofrecer servicios penosos.
Si la globalización del mundo es sólo económica, si para que todo el mundo cumpla unas sacrosantas normas económicas, hay que atentar contra los derechos humanos más elementales, ¿de qué sirve? Si para que las empresas puedan producir lo mismo más barato hay que renunciar a los derechos que los trabajadores tardaron decenios en conquistar, ¿para qué sirve? Quieren que el mundo se iguale por su parte inferior, tenemos que igualar nuestros salarios con los países en vías de desarrollo, pero también acabaremos rebajando nuestros derechos a su nivel. ¿Por qué no al revés?

3 comentarios en «Quejarse para que no haya que quejarse»

  1. Me parece un artículo muy interesante. Desgraciadamente, el capitalismo depredador que nos asola incluye una deshumanización progresiva que cada vez se hace más evidente, y un abotargamiento realmente preocupante. En este clima opresivo, fundamentado en el dinero y los valores materiales por encima de cualquier otro, la gente no lucha, simplemente intenta sobrevivir y se aferra a un egoísmo deleznable.

  2. El consumismo en españa ha llegado a tales extremos que la natalidad ha bajado a la mas baja del ¡¡¡¡ MUNDO !!!! A lado del dinero, del BMW y del piso-hipoteca un niño no tiene con que sobrevivir…a vezes porque a sus jevenes padres la sociedad consumista no les deja – les ahoga – y bastantes vezes porque el egoismo-consumismo es tan importante para la pareja que no cabe una criatura que solo grita come y caga… es triste pero si no despertamos … si no tomamos conciencia … llegaremos a viejos y estaremos solos… no se… a mi me parece una cosa muy pobre… salud

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