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Grandes mentiras

«Mentiras convincentes»:http://www.lainsignia.org/2005/junio/rev_006.htm, por Julián Casanova. Fragmento, recomiendo su lectura al completo.
–Texto aparecido en El País, reproducido en La Insignia.–

La propaganda sustituye de nuevo al análisis histórico. Es la sombra alargada del franquismo, otra forma de vengarse años después. No hay nada nuevo en esa propaganda neofranquista y de revisión, pero funciona, con sus habituales tópicos sobre octubre de 1934, el terror rojo, el anticlericalismo, Paracuellos, las Brigadas Internacionales, las checas y el dominio soviético.
Son varias y poderosas las armas que utiliza esa propaganda. Están, en primer lugar, los seudohistoriadores, los encargados de transmitir en un nuevo formato, con libros bien cocinados y preparados para la divulgación, las viejas tesis franquistas que ya sólo servían para uso de la ultraderecha y de los nostálgicos de la dictadura. Para crear un nuevo espacio para sus maniobras, necesitan declarar a los cuatro vientos que la historia que hemos hecho los historiadores profesionales en las dos últimas décadas es revanchista, falsa y está al servicio de intereses políticos de los partidos de izquierda. Son relatos basados en fuentes secundarias y desprecian datos y hechos que no se adaptan a sus tesis. Sus conclusiones, además, son presentadas como novedosas por el marketing agresivo de sus editores, de quienes les hacen la publicidad y de quienes les dedican las reseñas, donde suelen destacar su valentía para enfrentarse en solitario a la dictadura de los historiadores universitarios. Aparecen, por último, en el tercer nivel de esa estrategia propagandística, los periodistas y tertulianos de los medios de comunicación que jalean y aplauden sus libros y opiniones e insultan y calumnian al contrario.
La propaganda, las técnicas agresivas de mercado y el poder de sus medios no explican, sin embargo, por sí solos el enorme éxito de público y de ventas que han tenido algunos de esos libros sobre los orígenes, mitos y crímenes de la Guerra Civil, un éxito nunca alcanzado por los historiadores profesionales. Lo que prueba ese éxito es que quedan todavía en España muchas personas agradecidas a Franco y a su dictadura, por su posición social, por sus creencias religiosas o compromisos ideológicos, por sus vínculos familiares con las víctimas de la violencia revolucionaria, que obtuvieron enormes beneficios, materiales y espirituales, de ese largo dominio y que, por supuesto, nunca sufrieron persecución alguna. Se habían acomodado ya a la democracia, habían acomodado su memoria a los nuevos tiempos, y de repente, como si de una nueva conspiración judeo-masónica se tratara, unos cuantos libros de historia sobre la violencia militar y falangista bendecida por la Iglesia católica, algunos documentales y la búsqueda de fosas comunes con los restos de los asesinados por el franquismo les han recordado su pasado y a los verdugos, que en paz estaban. Por eso quieren leer y escuchar la otra historia, la que ellos siempre habían conocido: que Franco y su dictadura resultaron beneficiosos para España, porque la libraron de algo mucho peor, la tiranía roja, y porque, al fin y al cabo, después del castigo normal por aquella guerra provocada por los republicanos, lo que trajeron fue desarrollo, modernización, carreteras y pantanos.
Da igual que historiadores, economistas y sociólogos presenten sólidas y rigurosas pruebas de lo contrario, de que la Guerra Civil la provocó un violento golpe de Estado contra la República y de que esa guerra y la posterior dictadura fueron desastrosas para nuestra historia y para nuestra convivencia. No se trata, para esos nuevos propagandistas, de explicar la historia, sino de cómo enfrentar la memoria de los unos a la de los otros, dos diferentes pasados de nuevo, dos formas de razonar sobre él, recordando unas cosas y olvidando otras, sacando a pasear otra vez las verdades franquistas, que son, como los mejores especialistas sobre ese periodo han demostrado, grandes mentiras históricas.

2 comentarios en «Grandes mentiras»

  1. Sencillamente extraordinario me parece el artículo del Profesor Casanova. Diré mas bien,que, como todo lo que de él dimana.Julián Casanova es, aparte de un gran estudioso y conocedor de nuestro pasado mas reciente, un gran comunicador que hace a sus alumnos de la Facultad de Filosofia y Letras de Zaragoza, entre los cuales me encuentro, sentir cada palabra y cada dato que aporta como un gran complemento para la formación de Historiadores en esta era, convulsa por mas señas y descaradamente mentirosa y manipuladora, por parte de sectores arraigados en un pasado que tanto les benefició. Saludos,

  2. Senores, podrian darme la direccion e-mail de la Maria que ha escrito el comentario del articulo Mentiras convincentes?
    Se loagradeceria mucho, saludos

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