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Crónica del día después

Reacciones y análisis a los atentados de Londres. Como siempre se evidencia las distintas y antagónicas maneras de ver el mundo.
Los que pensamos que el terrorismo existe porque tiene unas causas, y que sus causas pueden ser solucionadas a largo plazo si los que ayudaron a provocarlas se dan cuenta de ello y rectifican.
Los que piensan que el terrorimso es «el Mal», sin ninguna conexión, y que hay que destruir al Mal, exterminarlo a corto plazo, y que luego desaparecerá sin dejar rastro.
Pasen y lean.
Ignacio Ramonet en «El Periódico«:

«Los atentados de Londres son doblemente criminales, primero por las víctimas inocentes que han causado, y segundo porque impiden, de momento, reflexionar serenamente sobre las grandes injusticias creadas por la globalización liberal. Injusticias que, en definitiva, nutren el terrorismo en el mundo. Y tema que, por una vez, estaba al orden del día de la cumbre del G-8. En efecto, el programa de trabajo tenía dos principales puntos: la ayuda al desarrollo, en particular para África; y el cambio climático.»

Gilad Atzmon traducido en «Rebelion«:

Nos guste o no, debemos admitir que el Terror es un mensaje y más nos valdrá aprender a escucharlo con atención:
En primer lugar, nos dice que somos tan vulnerables como cualquiera.
En segundo, nos dice que deberíamos dejar que los demás vivan de acuerdo con sus valores y sus creencias.
En tercero, nos dice que nunca más deberíamos darle nuestros votos a criminales de guerra.
Pero, más que nada, nos dice que tenemos una obligación moral. Debemos detener a nuestros gobiernos. Es nuestro deber levantarnos y exigir la dimisión de Blair, que es el responsable de la muerte de tantos iraquíes y, posiblemente, ahora de muchos británicos inocentes. Debemos recordar que el hecho de votar a un político carente de ética nos convierte a todos en cómplices de una empresa criminal.
Sabemos ya que, tanto en Estados Unidos como en Israel, las consecuencias del terror hicieron que la mayoría apoyase con entusiasmo a la derecha. Tengo la esperanza de que el pueblo británico imite la reacción del pueblo español. Los belicistas y los agresores deben ser expulsados de nuestro clima político. Sólo entonces prevalecerá la paz.

«El Pais«:

«Las bombas de Londres han de recordar a todos que nuestras sociedades tienen un enemigo a muerte, fanático pero sofisticado e implacable, para el que nuestra desgracia y miedo es el mayor triunfo. Es un enemigo difuso, difícil de identificar y localizar, pero que ya sabemos (especialmente a raíz de las pesquisas policiales en España) que también está entre nosotros, en el seno de las sociedades democráticas y libres. Ahora es el momento de llorar a los muertos, ayudar a los heridos, consolar a las familias y expresar toda la solidaridad con los ciudadanos de Londres. Pero hay que empezar a tomar conciencia de la envergadura de la amenaza, que lamentablemente lleva a pensar que será necesario escribir estas frases más veces en el futuro.
(…)
Los atentados de Londres son un ataque contra la sociedad europea en su conjunto. Las diferencias sobre la Constitución o sobre los presupuestos de la UE son nimiedades al lado del desafío que tiene ante sí la sociedad libre europea. El ataque terrorista sufrido por la capital británica, justo al empezar el semestre de la presidencia de la UE, merece una enérgica respuesta política de todos los socios europeos.»

Thomas Friedamn en «The New York Times«:

But maybe the most important aspect of the London bombings is this: When jihadist-style bombings happen in Riyadh, that is a Muslim-Muslim problem. That is a police problem for Saudi Arabia. But when Al-Qaeda-like bombings come to the London Underground, that becomes a civilizational problem. Every Muslim living in a Western society suddenly becomes a suspect, becomes a potential walking bomb. And when that happens, it means Western countries are going to be tempted to crack down even harder on their own Muslim populations.
That, too, is deeply troubling. The more Western societies – particularly the big European societies, which have much larger Muslim populations than America – look on their own Muslims with suspicion, the more internal tensions this creates, and the more alienated their already alienated Muslim youth become. This is exactly what Osama bin Laden dreamed of with 9/11: to create a great gulf between the Muslim world and the globalizing West.
So this is a critical moment. We must do all we can to limit the civilizational fallout from this bombing. But this is not going to be easy. Why? Because unlike after 9/11, there is no obvious, easy target to retaliate against for bombings like those in London. There are no obvious terrorist headquarters and training camps in Afghanistan that we can hit with cruise missiles. The Al Qaeda threat has metastasized and become franchised. It is no longer vertical, something that we can punch in the face. It is now horizontal, flat and widely distributed, operating through the Internet and tiny cells.

Martín Ferrando en «ABC«:

Ya podemos hablar, también con dolor, del 7-J londinense. El terrorismo sacudió ayer la capital del Reino Unido en el preciso momento en que sus vecinos paladeaban el gozo de su victoria al conseguir, para 2012, la sede de los Juegos Olímpicos. Golpearon en el mismo instante en que la cumbre del G-8 estaba reunida en Gleneagles para buscarle nuevos remedios al hambre universal. Como de costumbre, los cobardes autores del crimen indiscriminado supieron escoger un momento oportuno para añadirle drama al horror y no es casual ni accesoria la circunstancia del alboroto antiglobalización que había concentrado en Escocia a los profesionales –¿quién les financia?– de esa contumaz expresión del desorden. Porque el desorden es la guarnición necesaria con la que se sirve el funesto plato terrorista.

Federico Jiménez Losantos en «Libertad Digital«:

El problema no está en las trincheras de Irak, aunque también está allí, del mismo modo que el problema de la Guerra de Vietnam no estaba en Hanoi sino en Washington. Los países occidentales tienen fuerza militar de sobra para aplastar y, si llega el caso, exterminar a cualquiera que amenace su supervivencia. Pero la amenaza principal está dentro de la propia civilización occidental, en los que, desde la comodidad de sus poltronas universitarias, periodísticas o políticas promueven el derrotismo y culpan al sistema político en que las víctimas vivían libres de la criminal actuación de quienes los asesinan valiéndose de esa libertad con la evidente y nítida intención de aniquilar nuestro sistema democrático-liberal e imponernos una teocracia islamista que nos devuelva a la condición de esclavos gemebundos, de sumisos siervos medievales de los intemporales ayatolás.
Pero si Inglaterra encontró un Churchill para salir de un Chamberlain, España también encontró un Zapatero para salir de un Aznar. Claro que España padece un Polanco y un PSOE, mientras Gran Bretaña tiene un Murdoch y un Partido Laborista. Pero la opinión pública occidental es similar y fácilmente maleable, tanto más cuanto más acostumbrada esté a la democracia y a que sus representantes políticos obedezcan sus órdenes, su voluntad de resistencia y también su pánico. En ese sentido, el eslabón más débil es y seguirá siendo la opinión pública de la nación más poderosa del mundo, la norteamericana, aunque de momento la palma de la ignominia se la disputen la Izquierda española y la Derecha francesa. El problema es esencialmente de valores, de lo que podríamos llamar la autoestima de la civilización occidental y la voluntad de jugarse la vida para defenderse. No de perder la vida, atención, sino de hacérsela perder al que la amenaza aún a riesgo de perder la nuestra, que, de todas formas, en riesgo está. Y más que lo estará si no luchamos. Pero el totalitarismo moderno tiene dos caras: la del verdugo con turbante y la del comisario progre, políticamente correcto, que culpa a Occidente de lo mismo que absuelve a sus enemigos. El Madrid de Zapatero fue el Munich de Chamberlain. El París de Chirac sigue siendo el París de Pétain. Pero Noam Chomsky o Michael Moore serían perfectos embajadores de la Alianza de Civilizaciones.

2 comentarios en «Crónica del día después»

  1. ¿Hasta cúando van a seguir engañándonos?
    La realidad:
    Grupos de Operaciones Especiales EEUU = Al Qaeda
    Operación Libertad Duradera (antes Justicia Infinita = terrorismo islámico.

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