Acabo de sufrir en mis propias carnes el alucinante y surrealista mundo de la estafa inmobiliaria.
Buscar casa para alquilar (y supongo que para comprar de segunda mano) en España, sobre todo en las grandes ciudades, es un inconmensurable e increíble descenso a los infiernos del gangsterismo más abyecto.
Describiré mi caso. Estábamos buscando un piso, apartamento o casa en Barcelona, en régimen de alquiler y que tuviera entre 70 y 120 m2, 2 o 3 habitaciones, cocina, baño y por supuesto unas condiciones normales de habitabilidad y que no estuviera excesivamente lejos del trabajo.
Con éstos requerimientos, buscando en agencias y preguntado a conocidos de conocidos, encontramos una oferta que variaba en su zona baja entre 700 y 1200 €, y en su zona alta (barrios caros, sitios de moda, cerca de la playa, cerca de la montaña, etc) de 1200 a 3000 €.
Desde mi punto de vista, provinciano de León por una parte e internacional por haber vivido en Alemania unos años, y a la vista de los obscenos precios, esperaba encontrar pisos con cierta calidad. Craso error, como me podía haber dicho cualquiera.
Increíble que la gente tenga la desfachatez de enseñarte auténticas cabernas, antros inmundos que cuestan 850 € al mes. Sitios que nunca han sido renovados, que llevan sin ver una limpieza y una mano de pintura desde hace décadas. Y para más cojones te los enseñan como si fuera una suite del Ritz. Te sale el típico vendedor de agencia inmobiliaria que te está enseñando una casa sin ventanas al exterior, cuya única fuente de aire son unos ventanucos a un patio interior más sucio que el palo de un gallinero, con un mobiliario de los años 50, una cocina asquerosa, sin calefacción, etc, y el tío tiene los santos cojones de decirte que es la octava maravilla, eso si, un poquito oscuro. Y cuando le vacilas diciendo «qué bonito, y qué luminoso» o similar, el pavo va, y te dice que si.
Y estamos hablando de un presupuesto alto, de dos personas que cobramos dos sueldos decentes. Para encontrar pisos a precios más bajos tienes dos opciones, ninguna buena. O te vas «a las chimbambas» o «donde Cristo dió las tres voces» o te quedas en el centro más antiguo y agobiante o en polígonos industriales aledaños. Pero no es que hablemos de mucha reducción, hablamos de bajar a 500 o 600 €.
Lo cachondo del asunto es que hay tal increíble demanda de pisos para alquilar, que aunque sean cloacas asquerosas, van a ser ocupadas muy rápidamente.
Llega un momento en que te enseñan un piso normal, amplio, limpio, con muebles decentes, con vistas a un parque, por 900 € y das palmadas con las orejas, ¿dónde hay que firmar?
Surrealista, y yo que pensaba que en Alemania gastaba muchísimo dinero cuando pagaba 500 € por un mini-duplex, amueblado, donde tenía servicio de limpieza y que estaba a cinco minutos de un bosque de hayas.
Menos mal que parece que el gobierno ha decidido que los alquileres desgraven impuestos al igual que las casas en propiedad. Flaco consuelo, pero bueno, menos da una piedra.
No me extraña que haya okupas.
Esta todo por las nubes. Mejor comprar una casa vieja y reformarla que nueva y carísima. Así te la puedes hacer a tu gusto
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