Debido a nuestra futura mudanza a Barcelona, nos hemos pasado cinco días buscando casa en dicha ciudad.
Azares del destino habían hecho que nunca hubiera pasado por la horrorosa experiencia de buscar donde vivir en una gran ciudad.
Flipante, surrealista.
Ya escribiré un artículo con calma, pero sólo decir que intentar alquilar en Barcelona un piso o casa mínimamente decente y a un precio medianamente justo es comparable a montar una huerta de melones en el Sahara.
Al final tuve suerte, pero creo que se me ha aparecido la Virgen, y puntualizo que soy ateo.
Continuará…