No me gusta el patriotismo. Coincido plenamente con Ambrose Bierce que definía patriotismo como esa **»basura combustible dispuesta a arder para iluminar el nombre de cualquier ambicioso».** Partiendo de esta base, me repatea el significado patriotero que se le da a la “fiesta nacional” (antiguo Día de la Raza). Puedo entender que el gobierno del PP se dedicara a loar las bondades de la patria (una de sus palabras favoritas), pero no acabo de entender que el PSOE se dedique a ello con tanta efusividad.
El asunto “va a más”, ya que José Bono (“el super-patriota”) tuvo la aviesa idea de usar el desfile como un “acto de concordia”. ¡Todos a desfilar!
Creo que su idea de la concordia es bastante subjetiva. No me acaban de pegar concordia y desfile militar.
**Actualización**
Desternillante análisis de Higinio Polo, «El desfile marcial de Bono» en [«La Insignia»:http://www.lainsignia.org/2004/octubre/ibe_050.htm]:
No contento con ello, y a la vista del cisco que ha montado en el país, Bono (ducho en apagar incendios con gasolina, y revelándose como un aventajado alumno del inolvidable ministro Trillo) ha tenido otras ocurrencias. Para contestar a Gaspar Llamazares, que le había recordado al ministro de Defensa el disparate de poner al mismo nivel a víctimas y verdugos, y al antiguo secretario general del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo, que, vista la lógica del pasacalle militar, preguntó públicamente si también habría invitado a Hitler al desfile si éste estuviera vivo, a Bono no se le ocurrió nada más que decir, según los periódicos, que: «Ni a Hitler, ni a Stalin, ni a ninguno de los asesinos y genocidas que en el mundo han sido».