Aquilino Polaino-Lorente nos explica en su artículo «Bioética y etiología de la homosexualidad» por qué es el mejor experto posible desde la perspectiva del PP.
Acaso, por eso también, la sexualidad vale hoy menos que nunca. Tal vez, por eso, en la actualidad, es tan bajo el índice de satisfacción sexual en el hombre y en la mujer. La desnaturalización de la sexualidad, su trivialización y reducción a mero placer hedónico y mecánico hace que muchas personas la vivan como una sexualidad alienada, manipulada, arruinada, frustrada, amputada, incompleta, en una palabra, insatisfactoria.
Si el sexo es sinónimo de placer y sólo placer, parece lógico que a las personas les resulte indiferente el modo en que pueden obtenerlo, con independencia de que se ayunten con una persona del otro o del mismo sexo. Por otra parte, si culturalmente todo está permitido y el ensamblaje atribucional interpretativo de la sexualidad – vehiculizado y diseminado por el «pensamiento dominante» -, opta por el total permisivismo, ¿a dónde puede acudir la persona para encontrar las señas de su identidad sexual? ¿para qué comprometerse con alguien? ¿hasta cuándo podrá comprometerse? ¿para qué engendrar hijos?
Pero el sexo no es eso o, al menos, no es sólo eso. La sexualidad humana exige la comunidad de personas, la donación y aceptación recíproca de dos seres de diverso géneros – lo que se fundamenta en las diferencias que hay entre ellos -, que tratan de complementarse en la búsqueda de la mutua y común felicidad conyugal y familiar.
Otra consecuencia de este funesto ensamblaje y modelado social de la sexualidad humana es la emergencia de ciertas paradojas incomprensibles. Al mismo tiempo que la familia tradicional parece estar en inflación y que el matrimonio tiene mala prensa y está desprestigiado – divorcio, separaciones, uniones irregulares, incremento de las familias monoparentales y reconstituidas, etc. -, ¿por qué se reclama el matrimonio entre los homosexuales con la radicalidad de un derecho inalienable e irrenunciable?
A lo que parece tal forma de ensamblaje sólo sirve para abolir las diferencias entre la homosexualidad y la normalidad lo que, sin duda alguna, contribuirá a aumentar la incidencia de la primera.
Este señor se olvidó reciclarse hace veinte años, más o menos, cuando la sociedad de psiquiatría americana decidió sacar la homosexualidad de su catálogo (DSM) de enfermedades mentales.
Buenafuente: «Parece que algunas personas salen del armario, y otras salen de las cuevas de Atapuerca». Me encanta este tío. Es lo mejor de la televisión.
Hay veces que me da vergüenza pertenecer a una sociedad donde se dan antropoides como este tio. ¿¿¿A alguien se le escapa que TODA LA NATURALEZA se reproduce no por un deseo consciente de reproducirse, sino porque les da GUSTIRRININ???? Solo las personas se preocupan de su reproducción conscientemente sin quererse dar cuenta -la mayoria de las veces- que hay una superpoblación de 6.000.000.000 de personas en este mundo y con varios millones de niños huerfanos.
Si hacemos caso a estos pacotillas pro-conejas humanas, este mundo se irá al carajo en 50 años.
Vergüenza humana, de verdad.