«Ya había comentado»:http://www.junjan.org/weblog/archives/2005/07/13/palestininian_ghandis.html que la resistencia pacífica de los ciudadanos de la ciudad palestina de Bilin estaba cambiando las cosas. «Alberto Arce»:http://www.lainsignia.org/2005/agosto/int_010.htm en La Insignia nos lo explica, como siempre muy recomendable lectura. Fragmento:
¿El principio de un cambio?
Hace al menos cinco meses que el pequeño pueblo de Bilin, cercano a Ramala, resiste de manera no-violenta contra la construcción del muro de apartheid. Todos los viernes, y cada día con un lema diferente, los habitantes del pueblo organizan, junto a activistas internacionales e israelíes, manifestaciones en defensa de su tierra y su libertad que sistemáticamente terminan rodeadas de gas lacrimógeno, balas de goma, palizas y arrestos. Abdala Abu Rahme, uno de los líderes del comité local contra el muro, acaba de ser liberado bajo fianza (pagada en parte por un israelí) tras más de dos semanas de detención administrativa en la base militar de Ofer. Se le acusaba falsamente de atacar a un soldado, como se acusa a todos los palestinos, activistas internacionales e israelíes que son detenidos juntos en las protestas pacíficas que tienen lugar cada día en los territorios ocupados.
La novedad radica en que, a lo largo del último mes, ciertos jueces y medios de comunicación israelíes empiezan a plegarse a la evidencia de que la única violencia que puede apreciarse en las manifestaciones es la que ejercen los soldados de un ejército que ocupa Palestina desde hace décadas. Cada manifestación es grabada por decenas de cámaras de video y fotografiada hasta la saciedad. Posteriormente esas cintas y fotografías son utilizadas por los activistas y los abogados israelíes que colaboran con ellos para lograr sistemáticamente la liberación de los detenidos.
Las manifestaciones de Bilin han dado el salto. Han dejado de ser objeto de listas de distribución militante de esa «ultraizquierda» que debate sobre teorías y principios y se mancha poco las botas de barro sobre el territorio, para pasar a ser un puñetazo en la cara del Parlamento y el ejército israelíes. Las movilizaciones no violentas conjuntas de palestinos, israelíes y activistas internacionales son el camino para luchar por la dignidad del pueblo palestino si queremos terminar con la malintencionada visión de palestinos encapuchados y armados que los medios de comunicación acostumbran a transmitir y que tan poco contribuye al conocimiento de su causa. Si queremos que la solidaridad con el pueblo palestino aumente, debemos esforzarnos en aumentar y amplificar los ejemplos constructivos por la paz que aquella tierra nos ofrece continuamente para poder contrainformar respecto a la violencia que la destruye.