Los medios tradicionales se empiezan a hacer eco del llamado «periodismo ciudadano»… A buenas horas…
[«La información instantánea»:http://www.elpais.es/articulo/elpporopi/20050824elpepiopi_7/Tes], Jordi Soler (El Pais)
En el universo de los blogs existen, desde luego, una multitud de diarios frívolos o demasiado personales, pero también hay muchos con información fiable y opiniones razonables que empiezan a influir en la prensa, digamos, tradicional. El diario inglés The Guardian ha incluido en su edición de Internet una sección que se titula ‘Newsblog’, donde reporteros ciudadanos enganchan sus crónicas instantáneas, o sus fotografías de móvil desde el corazón de la noticia. Aunque The Guardian es un periódico donde las noticias, incluidas las del blog, deben ser filtradas por el editor, no puede pasarse por alto ni la velocidad ni la perspectiva de close-up que tuvimos sus lectores hace unas semanas, cuando asistíamos al recuento casi instantáneo del concierto de Live 8 en Hyde Park, al de las batallas de los manifestantes contra las fuerzas del orden durante la cumbre del G-8 y al de los atentados terroristas del 7-J. Ahí vimos, por ejemplo, la noticia de las alpargatas («mocasines», decía el autor de la fotografía) de Bob Geldof manchadas de vino tinto, unos minutos después de que el cantante se derramara la copa de Rioja encima; también vimos la fotografía de móvil y leímos la crónica instantánea de un golpeado por la policía en Gleneagles y unas horas después asistimos a la publicación de decenas de fotografías sobrecogedoras de las explosiones en el metro de Londres, recién hechas por reporteros ciudadanos.
De todas las lecturas que pueden hacerse del surgimiento intempestivo del citizen reporter, cabe detenerse en la de la democratización del periodismo, con sus peligros aledaños: la cobertura que de los atentados del 7-J hicieron los bloggers, y los reporteros gráficos de teléfono móvil, nos dio una imagen más completa de lo que había pasado dentro de los túneles, vimos imágenes de las explosiones, del interior de los vagones y de las largas filas de pasajeros caminando junto al tren en la oscuridad; esta serie de imágenes, que en otra época hubieran sido impensables, nos permitieron ver el acontecimiento desde muchos ángulos, tuvimos, muy poco tiempo después de que ocurriera, un punto de vista múltiple de la tragedia y, sin embargo, pese a la multitud de imágenes, no quedamos sustancialmente mejor informados que si hubiésemos leído la noticia en las páginas lentísimas de un periódico de papel. Al margen de sus bondades, el reportaje ciudadano entraña ciertos riesgos, el estrecho margen de reflexión y análisis que tiene un productor que recibe un vídeo en su oficina que saldrá al aire veinte minutos después, es la grieta por la que puede colarse información falsa, una broma o una noticia que siembre el terror. Por otra parte, la iniciativa inglesa, que pronto entrará en vigor en todos los países de la Unión Europea, de intervenir las llamadas telefónicas y los mensajes por Internet, y de almacenar y analizar lo que sirva para la investigación de un acto terrorista, irá formando de paso el gran archivo de las noticias de los citizen reporters: el recuento espontáneo, civil y poliédrico de la tragedia.
El artículo está bien, pero creo que centrándose tanto en el blog de The Guardian está dejando escapar momentos informativos similares que ha habido en nuestro país. Me parece que la blogosfera española se merece un poquito más de atención por parte de los medios tradicionales, como la tienen las de otros países en su prensa. Por ejemplo, Le Monde tiene blogs, y enlaza los más visitados cada día, y casi todos los diarios europeos tienen también bitácoras de gente común. En España sólo El Mundo tiene blogs, y escritos por los columnistas de siempre. En fin, todo llegará…supongo… Y mejor son estos artículos que nada.
Me hace gracia como al hablar los periodistas «institucionales» de los blogs utilizan términos como fiabilidad, frivolidad, subjetividad…
Sin duda la prensa «como Dios manda» es un ejemplo de virtudes en todo el mundo, y nunca se podrían usar estos calificativos con ella.
Pues claro que en los blogs hay todas esas cosas, igual que en la prensa tradicional. La diferencia es que a los blogs nadie les paga por opinar, mientras que los otros cobran desde la primera palabra que escriben. Adivinen cual tenderá a ser más subjetivo.