La publicación de las caricaturas de Mahoma en Dinamarca y sus posteriores consecuencias ha desatado una ola de doble moral en las editoriales de muchísimos medios.
Resulta que la religión musulmana es varios órdenes de magnitud más respetable que el resto de las religiones o formas de pensamiento. Puedes mofarte, reírte, ironizar y producir toneladas de sarcasmo sobre las religiones cristianas. Es casi inevitable no descalificar casi directamente a las religiones “más primitivas” (animistas, santería, vudú, etc). Es imperativo condenar y acusar a las sectas, desde satánicas a cienciológicas. Pero, ¡cuidado!, no me toques al Islam que es otra cosa. Es mucho, pero mucho más respetable. No seas racista macho, no se te ocurra meterte con Mahoma. Mucho respeto, tanto en cuanto a que es capaz de reclutar en cualquier momento a varios miles de fieles que pueden quemarte el chiringuito o mandarte a un primo que te enseñe la calidad extra de su plomo. No es que se merezcan más respeto que el resto, es que dan más miedo.
Cuando yo digo que Dios no existe, no me refiero a una religión en concreto, hablo de todas ellas por igual. Si represento mi opinión de una manera gráfica, ¿debo eliminar las referencias al Islam? Yo no tengo religión, y mis ‘creencias’ son que Dios no existe, ¿tengo derecho a expresarlo? Si nos guiamos por muchas de la hipócritas editoriales que pululan estos días, la respuesta es clara, no. Ofendería a los creyentes musulmanes y añadiría ‘leña al fuego’. ¿Qué pasaría si un artista europeo decidiera por primera vez realizar una película sobre Mahoma? ¿Se prohibiría su realización? ¿Se censuraría? ¿Se defendería la libertad de creación o se claudicaría ante la prohibición?
Los que perdonan de facto las ‘reacciones’ desde el mundo musulmán, olvidan que hay creencias que no pueden asimilarse y que deben ser o modificadas o descartadas. No se puede enseñar la teoría de la evolución sin decir que la ‘creación’ no ha existido. No se puede vivir en sociedades democráticas sin estar sujeto a la burla, la crítica o el ridículo. El pensamiento occidental ha conseguido que las ideas laicas hayan ganado a los dogmas religiosos. ¿Volveremos a claudicar?
Se preguntan unos periodistas palestinos en El País, ¿Mostrarían a Jesús fornicando?. Pues si.
Poco que decir, salvo ¡amén!
Las viñetas, que se publicaron en septiembre por primera vez, son sólo la excusa, la herramienta que le damos a quien quiere levantar la indignación dogmatica. Pero no es más que la punta del iceberg. Resulta asombroso (a mí, atea, al menos me lo resulta) que sea esto lo que haga que grupos de manifestantes vayan a incendiar embajadas y se levanten tan violentamente, cuando tan bien han llevado otros ataques mucho más reales y virulentos. Pero, vamos, que no me creo nada, que esto me parece una rebuscada excusa para liarla, aunque bien pensada: si a un pueblo lo que le mueve es el fanatismo religioso, pues pinchémosle por ahí y usémoslo para nuestros propósitos. Al final, tiene sentido que no se disculpe nadie por lo de la viñeta, pero no por defender el derecho de expresión, sino porque, si no nos disculpamos por matar irakies por petróleo, ¿por qué hacerlo por un dibujillo ingenioso?
La libertad de pensamiento y expresión consiste en el derecho que tienen unos a sostener que «los chanchos vuelan» y el derecho que tienen otros para «cagarse de risa» de esa creencia.
Si queremos demostrar que nuestra concepción es correcta y la de otro errada, debemos argumentar y presentar las pruebas que sustentan nuestros conceptos; y finalemente podemos discutir el asunto y hasta insultarnos cuando se acaban los argumentos.
Pero lo que no se puede ni se debe hacer es recurrir a la violencia física para silenciar al oponente. Lo que es falso seguira siendo falso así nadie se atreva a decirlo por miedo.
La reacción de los fanáticos islamistas grafica el poder que tiene el sentido del humor para tumbar falsas creencias.
«Si Cristo murió en la cruz con tres clavos solamente…»
Walter
Puestos a buscar la teoría de la conspiración, ¿cómo es que de la noche a la mañana, sin premeditación ninguna, aparecen banderas danesas como setas por todo el mundo islámico? ¿Por qué se enfurecen ahora si hace meses que se publicaron las dichosas caricaturas?
No creo además que sea incompatible protestar por la invasión de Irak, con protestar contra el islamismo radical… ¿Qué la invasión de Irak sea condenable, nos inhabilita para condenar las teocracias islámicas? A mi no.