Según Arturo Pérez Reverte la mayoría de los políticos son «imbéciles analfabetos con disposición natural a medrar«. Uno que debe estar bastante arriba en la lista mundial es el senador norteamericano James Inhofe, presidente del comité de medio ambiente del Senado estadounidense. El senador es un encendido defensor de que el cambio climático provocado por la actividad humana es un mito de ecologistas, científicos hippies y periodistas izquierdosos. Durante años se ha dedicado a fabricar informes donde intenta desmontar las teorías científicas al respecto (con poco éxito). Su último intento (antes de abandonar el cargo) ha sido una diatriba resumen de su filosofía y un documento titulado «A Skeptic’s Guide to Debunking Global Warming Alarmism» («La guía para escépticos para desacreditar el alarmismo sobre el calentamiento global»). El discurso y la guía resumen viejos argumentos que ya han sido rebatidos, argumentos que sólo economistas o gestores de empresa, y los periodistas más paletos son capaces de apoyar sin sonrojarse. Y no es que yo diga que no se pueda estar en contra, disentir y discutir, pero con argumentos creíbles hombre, no usando afirmaciones que han sido rebatidas por algunas de las instituciones científicas más importantes del planeta, desde la «Royal Society«, pasando por la NASA, y la AAA, por nombrar algunas.
El fondo del asunto es el mismo de siempre, con las mismas estrategias de siempre, negar los datos y proporcionar falsas controversias con el objetivo de retrasar lo más posible las medidas políticas que pudieran tener algún efecto real en la reducción de las emisiones de gases. Seguir con el negocio en definitiva.