Hermana Pilar, ¿tienes aún tan negros tus ojos?
¿Y tu boca tan fresca y tan roja?
Y tus pechos… ¿cómo tienes los pechos?
Ay, ¿te acuerdas cuando entrabas en las altas horas en mi cuarto,
cuando me llamabas como una madre,
cuando me reñías como a un niño?
Hermana! Deshojábamos nuestros cuerpos ardientes
en una profusión sin fin y sin sentido…
era otoño y el sol -¿te acuerdas?
Juan Ramón Jiménez «en el convento…»:http://www.elpais.com/articulo/ultima/monjas/topo/Juan/Ramon/elpepucul/20070618elpepiult_1/Tes