Cenorrio de gala, discurso, condecoraciones y peloteo variado es lo que merece en España un tirano teocrata y absolutista como el rey Abdulá de Arabia. Individuo que sin duda alguna debiera ser encarcelado ipso facto por la «innumerable lista»:http://www.hrw.org/doc?t=mideast&c=saudia de crímenes contra la humanidad que fomenta desde su poltrona millonaria.
On top of that, va nuestro egregio monarca y dice que:
«Hay que rechazar las interpretaciones injustas, que quieren utilizar los credos o las culturas para sembrar el odio y la división.»
Pero da la casualidad que son los credos y sus pseudo-culturas subyacentes los que fomentan el odio y la división, como por ejemplo en Arabia Saudí donde la ley islámica campa por sus respetos.
Esta olvidadiza disposición por parte de nuestros representantes, esos mismos que usan las palabras «derechos humanos» como un extraño mantra en otras ocasiones, se explica por la gran cantidad de dinero recién sacadito de los pozos petroleros y bien pringoso [«que unta los bolsillos de nuestras grandes empresas públicas y privadas»:http://www.elpais.com/articulo/espana/Espana/Arabia/Saudi/juntan/4000/millones/invertir/energia/infraestructuras/elpepuint/20070619elpepinac_9/Tes]. ¡Cómo negarse a tan gran transfusión monetaria! El asunto es grave ya que se acompaña de una sofronización total de nuestros medios de comunicación, independientemente de su sesgo político.
¿Como narices vamos a acabar contra el terrorismo islamista si nos dedicamos a apoyar a los tiranos que gobiernan bajo la ley islámica y que fomentan por medio mundo el proselitismo islamista más variopinto? A mi que me lo expliquen…