(20 minutos). La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha confirmado la condena a dos años de prisión impuesta en noviembre de 2006 a un sacerdote por abusar sexualmente de un menor, al tiempo que ha ratificado la condena al Arzobispado de Madrid como responsable civil subsidiario.
Otra lección de ética civil para los que tantas lecciones de moral regalan sin que nadie se las pida. Muy callados se han quedado. «Ni esta boca es mía». Silencio sepulcral.
No es para menos. Tras apoyar a un cura pederasta, que el Tribunal Supremo te recuerde que el «Código de Derecho Canónico obliga a vigilar y controlar a los párrocos de la diócesis» debe sentar más bien mal. Sobretodo a alguien tan subido de orgullo.