¡Qué desastre! ¡Creo que he cometido un delito horroroso!
Estaba bajando el papel para reciclar, y al ir tirando los periódicos, las revistas antiguas y los sobres vacíos no reparé —hasta que se escapaba de mis manos hacia el abismo del contenedor subterráneo— que una de las revistas contenía unas fotos de la sonriente familia Real en pleno.
¡Porca miseria!
Si quemar unas fotos de los reyes es un delito que pone en danza al fiscal jefe —ergo todo el peso de la ley— y a todos los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, ¡qué horrores no esperaran para tan vil individuo que osa reciclar a toda la familia real!
Estoy en casa encerrado, escalofríos recorren mi espalda, un sudor frío sale por todos mis poros cual cascada, espero las sirenas, la patada en la puerta, las esposas y los forcejeos.
¡Soy inocente! ¡No miraba el papel! ¡Sufrí una distracción! ¡Clemencia!
Jua jua jua…. ¡Al puto trullo de cabeza!
🙂 Qué bueno 🙂
Gracias… Un momento de inspiración… Sigo mirando por encima del hombro, en cualquier momento me trincan…