La estrategia clásica de muchos partidos políticos para obtener el poder es el miedo. Fomentar el miedo, recrearse en el miedo, regodearse con el miedo. Miedo a lo nuevo, miedo a lo diferente, y si esos miedos reales no pueden explotarse suficientemente lo mejor es crear miedo. Pero no cualquier miedo. El miedo que más interesa es el miedo irracional intenso, puro terror. Miedo que se fomenta con la media verdad general y la mentira generalizada. Barullo, mucho barullo. Cuanto más complicado y contradictorio sea el discurso, mejor. Las pequeñas crisis se convertirán en grandes catástrofes, las leyes ya antiguas se verán como nuevas, lo que antes no era importante ahora será esencial.
No puedo dejar de pensar en todo esto con la campaña electoral hasta en la sopa, con los políticos diciendo tonterías a cada minuto. Los fetos en batidoras aunque no hay batidoras, la inseguridad ciudadana aunque siga igual, la megacrisis económica aunque se crezca, los pobres constructores que se van a arruinar aunque lleven decenas de años robándonos, el terrorismo galopante aunque no galope, la traición a la patria aunque sólo haya un puñado de bobos lo suficientemente idiotas para ser patriotas, la familia tradicional cristiana aunque ya no haya familias tradicionales y seamos todos ateos, etc, etc.
Y lo peor es que de tanto decirlo parece que la mierda ya no sabe a mierda.
Lo has clavado, crea un partido y cuenta con mi voto.
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Un ciudadano agobiado y cabreado con los putos politicos de mierda.
Con nuestro sistema electoral se fomenta la idiocia galopante de los políticos…