Me he reído a mandíbula batiente leyendo este artículo de [«Arturo Perez Reverte»:http://www.capitanalatriste.com/escritor.html?s=patentescorso/pc_20ene08]. Un fragmento:
bq.
Estoy loco por que pongan AVE a todas partes, Ceuta y Melilla incluidas, para no pisar más un aeropuerto en mi puta vida. Cada vez que debo subir a un avión, cosa que evito siempre que puedo, me levanto con el mal talante de cuando era pequeño y no quería ir al colegio. Los amaneceres son más grises, los días más sombríos, el trayecto en taxi se hace demasiado corto. Sólo de pensar en lo que me espera, llevo encima una mala leche espantosa. Estoy harto de controles, de incomodidades, de humillaciones en nombre de mi propia seguridad. Para quienes solemos volar sólo con equipaje de mano, disponerlo para la carrera de obstáculos que supone acceder a un avión se convierte en una pesadilla. Hace tiempo que viajo sin la navaja suiza que me acompañó toda la vida, y hasta un lápiz de plata con el que subrayo los libros me da problemas en los controles. Todo para nada, pues vivimos en un inmenso camelo: la paranoia gringa llevada al límite por una Europa cantamañanas que se lo traga todo sin rechistar. No hay mejor prueba de lo idiota del sistema que el cuchillo y el tenedor de acero que en clase ejecutiva entregan con la bandeja de la comida tras haberte despojado previamente, en el control de tierra, de las horquillas del pelo y el cortaúñas. Como si los terroristas y los malos viajaran sólo en clase turista.
Le comprendo perfectamente porque cuando tuve que sufrir casi semanalmente la tortura de ser usuario del aeropuerto, estaba [«más quemado que la pipa de un indio»:www.junjan.org/weblog/archives/2004/11/21/la_terminal.html].