Leo esta interesante noticia en Materia:
El Gobierno comienza a perseguir la publicidad de los productos milagro en televisión.
El Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) ha tumbado la emisión de estos anuncios engañosos que llegaban a los hogares de los andaluces a través de sus televisores: en los últimos cuatro meses ha enviado medio centenar de requerimientos a las operadoras para que dejen de emitirlos. De momento, todos estos canales van cumpliendo, dejando de dar difusión a reclamos que vulneran la ley por colocar en situación de indefensión a los espectadores, que pican ante reclamos que se presentan como científicos. De negarse a cumplir, los operadores se exponen a multas de hasta medio millón de euros.
Estas reclamaciones se centran en los productos milagrosos que podríamos definir como «casposos», a saber, esos que salen por la noche o madrugada y que cualquiera que tenga dos dedos de frente y una mínima cultura científica y/o pensamiento crítico sabe que son un auténtico camelo: El té chino del doctor Ming, los Calcetines Relax, la crema SuperBlue Stuff, el reactivante vascular Liváriz, el milagroso Método Reduform, etc.
Me preocupa que no se consideren en la misma categoría los productos cosméticos, alimentarios o deportivos (por nombrar algo, pero la tendencia es general) que utilizan estrategias similares, pero al ser marcas «de toda la vida» producen confianza en el putativo comprador. Sólo hay que darse un paseo por el supermercado para ver cientos de cosméticos que aseguran producir un determinado efecto casi milagroso en nuestro organismo (Ver el test del baño), o decenas de alimentos «funcionales» (por ejemplo yogures o ensaladas) que son auténticas farmacopeas andantes con efectos maravillosos en nuestro sistema inmune, digestivo o cardíaco (Ver Ejemplo 1). Aunque algunos productos, como los famosos estenoles vegetales que ayudan a reducir los niveles de colesterol, tienen su base científica, muchos otros son simples engañabobos de proporciones realmente alucinantes.
¬ El test del baño. Vete a tu cuarto de baño y léete las etiquetas de los productos. En el mío he encontrado: «Deeply Nourishing» (profundamente nutritivo); «Hidratación intensa»; «Revitalizante, nutre y repara»; «Con serum revitalizante. Arginina + Proteína»; «Con Seda hipoalergénico»; Dermoprotector; etc. Todo o casi todo son auténticas chorradas sin ninguna base científica, usan tecnicismos que suenan bien y/o hacen hincapié en algún ingrediente que tiene buena prensa. Algunos dicen burradas bochornosas como que el aminoácido arginina es una proteína.
¬ Ejemplo 1: Ensaladas Antiox. La lógica es aplastante: 1) Los antioxidantes son beneficiosos y se ha demostrado en múltiples estudios que dietas con antioxidantes ayudan en muchos procesos patológicos e incluso durante el envejecimiento. 2) Algunos antioxidantes son por ejemplo la vitamina C o la vitamina E. 3) Mi producto contiene vitamina C o la vitamina E. 4) Ya no vendo un zumo o una ensalada, vendo un zumo o ensalada «antioxidante» que protege a las células contra el daño oxidativo. ¿Verdadero? Pse ¿Engañoso? Si.
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¬ El Gobierno comienza a perseguir la publicidad de los productos milagro en televisión en Materia.
¬ Marketing torticero: el escándalo de las ensaladas en Scientia.