«El régimen franquista es incomprensible sin entender el papel de la Iglesia. Ese es un rasgo que lo distingue de los totalitarismos alemán e italiano, pero no precisamente para hacerlo más benévolo o flexible, pues el carácter cuasiteocrático que adoptó desde sus inicios lo asemeja, en ese aspecto, bastante más a los fundamentalismos islámicos que al «paganismo» que impregnó a los fascismos de los años treinta. La Iglesia no sólo justificó «al alzamiento nacional» y estuvo al lado de Franco durante la Guerra Civil, sino que fue el soporte fundamental durante la dictadura hasta principios de los años setenta, cuando su postura se fue matizando como resultado del Concilio Vaticano II y de la presión del clero más progresista. La Iglesia fue la controladora de la vida privada de las familias y jamás pidió oficialmente la amnistía para los presos políticos. La responsabilidad de la Iglesia no consistió solo en apoyar a los «nacionales» en la Guerra Civil, sino también en haber formado parte estructural de la dictadura.»
En»La memoria insumisa» de Nicolás Sartorius y Javier Alfaya.