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La historia interminable

El intento de agresión a Santiago Carrillo y la agresión a Santos Juliá, Claudio Aranzadi y Andrés Galdón por presuntos falangistas ultraderechistas nos ha vuelto a llevar a la historia interminable.
¿Qué fue primero la gallina o el huevo? ¿Qué fue primero la crispación o los crispadores?
Los crispadores, en apretado y ecléctico grupo, escurren el bulto, pero siguen a cien revoluciones por minuto con una estrategia harto interesante. Estrategia que mezcla cual en ensalada, algunas verdades, mentiras de bulto sobre la actualidad más reciente, acusaciones que implican imposibilidades legales, medias-verdades históricas y mitos pseudohistóricos. Todo ello aliñado con una salsa dialéctica ilógico-lógica, que acusa de odio desde el odio, y de propaganda desde la propaganda.

10 comentarios en «La historia interminable»

  1. Uy, Pepa, eso no es nada, hay que ser más valiente todavía para dar de ostias a un señor de 90 años… que son los que acaba de cumplir Carrillo.

  2. Estos aguerridos chavales, fascistas de pro, han sudado lo suyo para planificar tan heroica acción. No podemos por menos que agradecer que existan todavía ejemplares de estos sueltos por el suelo patrio. ¿Sabrán leer?

  3. Pues todo es lo mismo, sólo que cada cual hace su parte, los crispadores desde sus tribunas y los crispados les siguen el rollo desde la calle, pero en realidad creo que estos últimos estaban deseando que les dieran ese «empujoncito» para liarla…
    Es una pena que estemos siempre igual.
    Un saludo!

  4. Así que la culpa es de los crispadores ¿eh? Y, exactamente, ¿cuál es la crispación emitida por los crispadores que ha empujado a los crispados a pegar al pobre y humanitario Carrillo, quien nunca ha roto un plato pero sí algunas cuantas vidas? ¿Quienes han empezado a levantar tumbas y retirar estatuas de unos autoritarios para poner en su lugar la de otros autoritarios?¿Los casposos crispadores de la casposa cadena de los casposos cardenales?
    Siembra vientos…
    Tal vez si se emplease menos mala baba y se intentase afinar un poquitito más en el análisis, tal vez, y sólo tal vez, se comprendería que las motivaciones de esos energúmenos no tienen nada que ver con la apasionada defensa de la patria, por un lado, y la libertad individual, por la otra. Tal vez, y sólo tal vez, se comprendería cuán cerca está la ideología de los energúmenos del fascio de las bondadosas utopías marxistas y toda su prole «revisionista». Tal vez, pero sólo tal vez, y ya sé que es mucho soñar, se comprendería mejor por qué es imposible que los matones asignados sin más a la derecha comulguen con los postulados del liberalismo, ni siquiera en su versión más conservadora, porque cualquier forma de fascismo es totalmente contraria a esta ideología. Autoritarismo y liberalismo -por muy apasionadamente que éste se defienda- son absolutamente incompatibles. Quienes acusan a la derecha liberal de franquista deberían explicar (explicar, no otra cosa fácilmente calificable) por qué razón una de las grandes fobias de Franco era, precisamente, la democracia liberal, en lo que, oh casualidad, coincidían completamente, con los afamados demócratas republicanos del estilo de Largo Caballero, Prieto o … tachín- tachín, Carrillo. También otros reputados demócratas republicanos como Azaña sentían una gran antipatía por la democracia liberal, muy especialmente, cuando en su mecanismo básico -elecciones, parlamentarismo- no conseguía hacerse con el poder y el pueblo (ay, el pueblo) cometía la indecencia de votar a ¡la derecha! Los muy canallas alienados por esos frailes a los que había que dar la merecida paliza que se anuncia en esa versión «popular» del Himno sagrado que tanto gusta al autor de esta bitácora. Por cierto, esto demuestra el tipo de democracia sin crispación a la que es aficionado y que sin duda haría las delicias de esos pacíficos demócratas que condujeron al país al desastre y cuyas estatuas no sólo no se retiran sino que proliferan como setas… venenosas.

  5. Quien se pica ajos come. Aunque no se que diablos tiene que ver el defender el liberalismo con atizar a Carrillo. No es justificable y punto (como no es justificable cualquier acción violenta). Lo que es cierto es que la labor de demolición propagandística y ultraconservadora desde ciertas tribunas que se dicen liberales (y que yo dudo mucho que lo sean, por que a ellan arriman el ascua mucho fascista encubierto) crean el caldo de cultivo para este tipo de acciones. En vez de condenarlas (lo que haría un buen liberal)solo se preocupan de justificarlas y decir: y tú más. Empezamos así, continuamos con noches de cristales rotos y acabamos metiendo gente en vagones de la muerte.
    De todas maneras, tienes razón en que en este blog, también hay cierta intransigencia hacia otros pensamientos y se responde a crispación con crispación (tirémonos unos crispis de kelog!!)No hay buenos ni malos, solo guerra de ideas. Y es bueno que haya guerra de ideas, pero desde el respeto. Es fundamental (si queremos enriquecernos de verdad) que se respeten las reglas del juego y no desemboquen en violencia física o verbal por ninguna parte. El que se salta eso es un energúmeno (vease fascistas de cualquier color que entran a destrozar librerias, por ejemplo).

  6. Discrepo Xabier,
    Desde que cambió el gobierno, la crispación ha aumentado de manera exponencial. Primero por el post-11M y la gigantesca acumulación de teorías absurdas, bulos y rumores que ha generado y sigue generando. De ahí en adelante la crispación se instaló en una especie de meseta y no ha bajado ni un milímetro. ¿Qué como se puede saber que la crispación ha tenido éxito? Pues muy simple, he visto alucinado como los razonamientos e ideas crispadas, las frases altisonantes y hasta determinados giros lingüísticos, han pasado a ser de uso normal entre cualquiera que sea medianamente conservador. A la que te descuidas, y discutiendo amigablemente sobre cualquier tema no demasiado trascendente, te saltan con el “odio cainita”, el “recuerda Paracuellos” , el “laicismo anticristiano” y similares. Y no es que yo les haya llamado fachas ni nada por el estilo, simplemente he mostrado mi discrepancia…
    Si la gente normal se crispa un poco, ¿qué pasa con los que viven en la crispación? ¿Se supercrispan? ¿Pasan de la crispación a la violencia? Me parece una hipótesis razonable.
    El resto de lo que me hablas es muy interesante, si te crees a pies juntillas lo que cuentan algunos historiadores, pero sucede que hay otros muchos, y de diferentes signos, que no opinan lo mismo, estando entonces sujeto a controversia y opinión. No dudo que tengan parte de razón, pero esos mismos historiadores opinan que Franco fue un militar demócrata, un poco de seriedad por favor.
    pd.
    Que me guste la letra del himno de Riego no implica que lo quiera aplicar.
    Que a Franco no le gustara la democracia liberal, no implica que todo el que «dice ser» demócrata liberal sea antifranquista o condene el franquismo, a muchos les gusta, y lo dicen.

  7. Esto es intolerable, como sigamos a este paso algún día van a sitiar la sede del partido gobernante, le van a quemar algunas sedes y van a volcar estiercol en otras.

  8. Como en la novela de Orwell, «1984», éstos personajes también necesitan su dosis diaria de odio para mantenerse atentos.
    Estemos atentos los demás, porque se encuentran preparando su «semana grande del Odio», y lo que nos espera puede hacernos temblar.
    Y, mientra tanto, Jiménez Losantos & Co. echándole la culpa al Gobierno de que ataquen a Carrillo. ¡Claro! Si es que lo sacan de casa en vez de tenerle encerradito y así no se puede… Provocar, que lo único que hacen es provocar.
    Saludos:
    Jéssica.

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