Me he leído la crónica escrita por la vicepresidenta de su viaje a Marruecos. Sorprenden la ecuanimidad y la autocrítica que inundan del texto:
El pasillo fronterizo perfectamente iluminado y asfaltado se convierte en una extensa línea recta con tramos de grandes cuestas que serpentean el camino. El ruido de los motores del helicóptero que sobrevuela la zona, por incesante se convierte en familiar. A pesar de la perfecta iluminación se acrecienta la sensación de oscuridad del otro lado. La tranquilidad es total. Nuestros efectivos transmiten plena seguridad. No me cabe la menor duda de que estamos en las buenas manos.
Y eso que hace cinco días, fuentes gubernamentales calificaron de «tercermundistas» las vallas de Ceuta y Melilla, y dijeron: «Sirven para proteger una finca, pero no una frontera». Se ve que ha mejorado en muy poco tiempo.
702 hombres, mujeres y niños viven en el centro de acogida de Ceuta, calificado por la UE como ejemplo a seguir porque no sólo cumple labores propias de la acogida sino que extiende su actividad a la formación y la integración de los inmigrantes. Todo está limpio y aseado. Las coladas de ropa se orean al sol. Se percibe un cierto sosiego en el ambiente, que no oculta un profundo halo de tristeza, probablemente el que siempre acompaña a la incertidumbre.
Son centros de acogida inmejorables…
Ver:
– «Los centros de acogida de inmigrantes de Ceuta y Melilla vuelven a estar saturados»:http://www.informativos.telecinco.es/inmigrantes/ceuta/melilla/dn_12893.htm (Informativos Telecinco)
– «Médicos sin fronteras: Informe Ceuta y Melilla 2003»:http://www.extranjeria.info/publico/revista/015/15-05.pdf (PDF)
– «Callejón sin salida»:http://hrw.org/spanish/informes/2002/callejon4.html#centros (Human Rights Watch 2002)